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Un compromiso de la minería con el futuro
Por Fernando Lucchini, Presidente Ejecutivo Corporación Alta Ley
Quienes somos parte del ecosistema minero comprendemos cabalmente el valor y el aporte de nuestra minería al país, a nuestra sociedad, y al mundo que deseamos para nuestro futuro y el de las próximas generaciones. Sin embargo, podemos reconocer también que no siempre ésta es bien apreciada por nuestro entorno.
Este diagnóstico común y el anhelo de seguir avanzado en el desarrollo continuo de una industria minera cada día más sostenible, nos llevó, junto a varios actores del sector, a la conclusión de que era necesario iniciar un diálogo abierto junto a la comunidad, para facilitar que la minería en Chile sea una actividad cada vez más sustentable, que genere más valor para la sociedad, y que aporte sostenidamente al desarrollo y crecimiento de nuestro país.
En un comienzo, aquellas conversaciones fueron aisladas y dispersas, pero, prontamente, se fue haciendo cada vez más evidente la necesidad de vincular las distintas miradas y desafíos que estaban presentes en nuestro ecosistema. Así, por ejemplo, empresas mineras y el ecosistema regional del norte de nuestro país, comenzaron a conectarse para sumarse a esta iniciativa; Aprimin invitó a su red de proveedores; Sonami, a los gremios de las regiones mineras; y nosotros como Alta Ley, a los emprendedores. Todos quienes, desde nuestras miradas y objetivos plurales y diversos, compartimos una visión.
Esta positiva dinámica generó un proceso que motivó a los actores del tejido minero a convocarse y a darle forma a la red que hoy denominamos “Compromiso Minero”, y que inicialmente reúne a más de 50 actores relevantes de nuestro quehacer.
Las diferentes organizaciones que formamos parte de la Red Compromiso Minero tenemos un objetivo común. Éste, es dar a conocer lo que nuestro ecosistema realiza en su cotidianeidad, y sus esfuerzos y avances en aspectos relevantes para nuestro ecosistema, facilitando así, un dialogo abierto y transparente con nuestra sociedad.
Desde nuestra mirada, como Corporación Alta Ley, este aporte es altamente relevante para el desarrollo de las economías verdes que el planeta busca, así como para el desarrollo de los mercados del mañana que anhela nuestro país. Esto, porque los minerales más abundantes en nuestra geografía son fundamentales para poder frenar el cambio climático. Las centrales de energías renovables necesitan cuatro veces más cobre que aquellas de combustibles fósiles, igualmente los vehículos eléctricos y, además, éstos necesitan litio para sus baterías; minerales que, sin embargo, debemos que seguir produciendo de forma sustentable. Asimismo, los desarrollos tecnológicos del ecosistema minero son fundamentales para el desarrollo efectivo de una economía nacional basada en el conocimiento y – el tan mencionado – valor agregado. Un camino que ya han seguido países referentes como Australia, Finlandia, Noruega o Suecia desde sus industrias mineras.
En la misma línea, la minería chilena ha estado a la vanguardia a la hora de adoptar tecnologías digitales, inteligencia artificial y soluciones remotas que permiten mejorar la seguridad y el desempeño medioambiental de las operaciones mineras. Los casos son varios. Por mencionar algunos, hoy contamos con avanzados centros de operación remota que han permitido a la industria funcionar a distancia, así como monitorear constantemente sus procesos, y las simulaciones virtuales de éstos permiten realizar correcciones prescriptivas antes de que surja cualquier problema. De la misma manera, este tipo de innovaciones ha permitido disminuir la huella ambiental de la industria, mediante la habilitación de un uso más eficiente de recursos.
Sabemos que la actividad minera tiene un fuerte encadenamiento con otros sectores productivos, principalmente con aquel formado por los proveedores de bienes y servicios. Parte del sello que queremos marcar en Compromiso Minero tendrá que ver con vincular aún más fuerte e intensamente a esta red de proveedores y emprendedores nacionales con los objetivos de la innovación y su internacionalización. Porque, lejos de pretender que los proveedores creen una relación de dependencia con las empresas mineras, el objetivo es que ellos puedan desarrollar una capacidad empresarial intensiva en conocimiento avanzado, empaquetable, transferible y exportable, que les permita expandirse hacia otras actividades. Y, así, sentar una base productiva nacional más amplia, de potencial global, y sostenible en las regiones, para las personas, y para el futuro sostenible de nuestro país y el planeta. (Corp. Alta Ley)