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Tiempo de Mascarillas
Por
Bruno Yaconi
ingeniero comercial y en Sistemas de Gestión, Director comercial de COBRELIFE SPA.
Commercial and Management Systems Engineer, Commercial Director of COBRELIFE SPA.
La pandemia de Covid 19 hizo saltar el uso de las mascarillas de protección respiratoria desde el mundo de la salud hasta los rincones más apartados de nuestra población, constituyéndose ahora en parte fundamental de la indumentaria de hombres, mujeres, niños y adultos mayores. No importa el color de la piel, ni el nivel social o económico. Es una regla general y con justa razón. Hasta los más optimistas aseguran que el uso de las mascarillas se extenderá por varios meses más y es probable, que ante el menor signo de un simple resfrío, debamos recurrir a su uso. Así, este producto que tenía una demanda casi desconocida en los hogares se disparó.
En este contexto, han surgido las ideas de diseño más alocadas que puedan existir. Desde la copa de un sostén, a las que se le agrega elástico en ambos lados para sujetarla en las orejas, hasta filtros de café o aspiradoras ocultos detrás de una tela. Es obvio, que el ingenio de cada cual no deja a nadie indiferente.
Pero, en este contexto de infecciones por coronavirus, debemos ser serios. Nuestra vida y la de aquellos que amamos están en juego. La mortalidad que deja el virus no es broma y debemos asumir la responsabilidad de lo que usamos como mascarilla protectora, especialmente cuando termine el confinamiento y el virus (éste u otros virus y bacterias) ronden en espera de una nueva víctima.
Chile tiene el privilegio de ser el mayor productor de cobre del mundo y este metal, según la EPA no tiene rivales conocidos como destructor del 99,9 % de virus, bacterias y hongos. Aquellos más difíciles de derrotar no logran sobrevivir más de dos horas en contacto con el cobre.
Decenas de estudios de universidades y centros de investigación científica de Europa y Estados Unidos han logrado probar su efecto positivo en la disminución de las enfermedades intrahospitalarias, que son aquellas contraídas al interior de un centro asistencial y que causan los mayores desastres en la salud. Hasta el estafiloco dorado (staphylococcus aureus), difícil de combatir con varios antibióticos, muere en contacto con el cobre.
Las últimas investigaciones realizadas sobre el impacto del cobre en el Covid 19, fueron publicadas en el New England Journal of Medicine en abril de este año, luego que científicos demostraron la efectividad del metal en el control del coronavirus. Tras la primera hora de contacto con la superficie de cobre hubo una nula concentración detectable del virus. DE ahí que autoridades sanitarias a nivel global han recomendado su uso.
Recientemente, el Centro Médico de los Hospitales Universitarios de Cleveland, compró 25,000 de estas mascarillas para sus empleados. Daniel Simon, el director clínico y científico de UHCMC, reveló que las máscaras de cobre son usadas por todos los empleados que no usan las N95 y que no tienen contacto estrecho con pacientes infectados; y aseguró que las máscaras de cobre son más efectivas para proteger a las personas que una simple máscara de tela porque el cobre en ellas mata los gérmenes.
Pero, antes de comprar una mascarilla que se publicita como fabricada con cobre bactericida, es fundamental analizar la descripción técnica de cada producto para conocer su verdadera efectividad, pues no existe en el país un control de calidad ni una norma que regule la cantidad de nanopartículas de cobre por cm2 contenido en la tela. De esta manera estamos compitiendo en una verdadera jungla, donde el más avispado y no el más serio puede lograr la delantera, causando desprestigio para nuestro cobre y una competencia desleal para quienes han invertido en pruebas científicas y certificaciones de universidades de renombre.
Estas malas prácticas, de abusar del concepto de efectividad, usando mascarillas sin certificaciones, nos lleva a duplicar el riesgo en el que vivimos: el de la falsa seguridad; y aumentar masivamente los contagios, especialmente, luego del anuncio del fin del confinamiento en la mayoría de las comunas de la capital.