- Por Iván Cerda, Asesor Senior Minería y Medio Ambiente Ltda.
A mediados del presente año el gobierno presentó al país la Estrategia Nacional para el Fortalecimiento de la Capacidad de Fundición y Refinería (FURE), la que plantea como objetivos el desarrollo de una industria acorde a los desafíos actuales, el fortalecimiento de la capacidad estatal, y el desarrollo de nuevos proyectos de fundición y refinería en el país. Esta Estrategia está en línea con la Política Nacional Minera 2050, que en esta materia también se enfoca en asegurar la capacidad nacional de cobre refinado, y alcanzar estándares internacionales en cuanto a sustentabilidad y responsabilidad con el medioambiente.
En materia de capacidad de fundición, los buenos propósitos coinciden desgraciadamente con el cierre de la Fundición Ventanas, lo que disminuyó la capacidad estatal de fundición en 10%. Al respecto, en la próxima década las exportaciones totales de cobre refinado del país serán minoritarias respecto de las exportaciones de cobre en concentrados, al entrar en producción proyectos que mayoritariamente explotarán minerales de concentración.
Las referencias indicadas señalan, con razón, que la industria FURE debe avanzar hacia un mejor desempeño socioambiental, lo que debiera significar la revisión del Decreto 28 de 2013 que norma la emisión de fundiciones de cobre y fuentes emisoras de arsénico. El cumplimiento de esta normativa significó, en su momento, inversiones importantes en las fundiciones para ajustarse al límite mínimo de captura de emisiones de 95%.
De esta manera, constituye un doble desafío para la minería nacional mantener en el futuro una cierta participación estratégica en cuanto a capacidad de fundición y, por otra parte, ser una industria que sea sostenible en los ámbitos social y medioambiental. En cuanto al primer punto, la importancia relativa del país ha retrocedido como consecuencia del explosivo aumento de la capacidad de fundición en China, el que además se ha realizado con una disminución de los costos de operación. Por el contrario, la mayoría de las fundiciones que operan en el país se ubican en el cuarto cuartil de costos, lo que se atribuye a la antigüedad de las instalaciones y tecnologías asociadas y que, en su conjunto, se traduce en una baja competitividad.
En materia ambiental, de construirse una nueva fundición calificaría como una fuente emisora nueva según definición del Decreto 28, por lo que tendría como piso cumplir con emisiones inferiores o iguales al 2% en peso del azufre y del arsénico ingresado a la fuente emisora. Pero esto es lo básico. La aprobación ambiental de proyectos en el país se ha transformado en un tema complejo, por lo que obtenerla podría tardar varios años después de su ingreso al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.
De acuerdo con lo señalado, definir el proyecto de una nueva fundición, obtener la aprobación ambiental, y por supuesto construirla, en términos de plazo sería una instalación que se abastecería con concentrados que deberían estar disponibles a partir de la próxima década. Por otra parte, para que sea competitiva en términos de costos, además de contar con la mejor tecnología posible de fundición, su tamaño no debería ser inferior a la mayor instalación que opera actualmente en el país.
En cuanto a lugar de emplazamiento de una nueva fundición del tipo Custom Smelter, la región de Antofagasta se presenta como la más favorable para minimizar las distancias de transporte de concentrado de los potenciales proveedores.
De acuerdo con un estudio de Cochilco, a comienzos de la próxima década se proyecta que, del aumento que tendrá la producción de concentrados de la macro región que comprende Tarapacá, Antofagasta y Atacama, que es donde se concentra el mayor incremento a nivel nacional, el 60% corresponderá a la región de Antofagasta. (Fuente: Boletín Minero. Sonami)