- Por Juan Carlos Torres, Ciclo de Vida Consultores SpA.
Hace más de dos décadas que la industria de los metales en general, y del cobre en particular, viene enfrentando un escenario normativo internacional cada vez más exigente y complejo que, de no abordarse apropiadamente, puede implicar obstáculos serios para la logística, competitividad y acceso a los mercados de sus productos. El espectro de dicho escenario es amplio, entre otros factores: el origen de los valores minerales que procesa, las externalidades de sus procesos, la logística de transporte y los usos finales del cobre. Por lo tanto, debería ser un tema estratégico enfrentar estos desafíos con eficiencia y capacidades que estén a la altura de sus complejidades técnicas y políticas. A pesar de los significativos avances en sustentabilidad que ha hecho el sector, no es claro que esté actuando con la misma diligencia ante estos nuevos desafíos. Aquí analizaré brevemente tres de estos escenarios.
En el 2019, la London Metal Exchange (LME) estableció un nuevo conjunto de exigencias para las marcas registradas en ella referidas a aspectos de sustentabilidad. El cumplimiento debe ser validado por un Informe de un auditor aprobado por la LME. En muy apretada síntesis, las nuevas exigencias son:
1. Contar con un sistema de gestión auditado que asegure una cadena responsable de suministro mineral alineado con las exigencias de la OCDE relativa a minerales de zonas en conflicto. El sistema de gestión debe ser capaz de demostrar que en ningún punto de su cadena de suministro ha ingresado material mineral producido en o transportado a través de un Área de Conflicto y Alto Riesgo (CAHRA por sus siglas en inglés).
2. Tener un sistema de gestión ambiental certificado según la ISO 14.001 o su equivalente.
3. Tener un sistema de gestión de salud y seguridad ocupacional certificado según la ISO 45.001 o su equivalente.
En caso de no cumplir estas exigencias dentro del plazo, la LME eliminará la marca del cátodo de su Lista de Marcas.
Por otra parte, The Copper Mark es una organización que actúa como un marco de referencia para asegurar la producción responsable de cobre, empoderada para otorgar la Marca cátodos producidos por las operaciones, siempre que cumplan con 32 Criterios, entre ellos: Igualdad de género; Gestión y Conservación del Agua; Salud y Seguridad Ocupacional; Gestión del riesgo ambiental; Debida Diligencia en la Cadena de Suministro Mineral. Las empresas que tengan la Marca podrán comunicar a sus clientes que cuentan con este sello de producción responsable y usarlo como herramienta de marketing o en documentación contractual.
En 2003 las Naciones Unidas publicaron la primera versión del Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (GHS por sus siglas en inglés) que busca establecer un sistema consistente para evaluar los peligros físicos, para la salud humana y el medio ambiente de todas las sustancias y mezclas químicas en el mundo.
El GHS introduce varias innovaciones de interés para el sector minero:
- Los responsables de evaluar la clasificación de peligro son los importadores y fabricantes del producto
- Umbrales de concentración de una sustancia peligrosa presente en una mezcla que gatillan clasificación de peligro de la mezcla. Para algunas Clases de peligro estos son muy bajos (0,1%).
- Clases de peligro para la vida acuática (medio ambiente).
Este nuevo Sistema presenta desafíos complejos para la industria, particularmente para los concentrados de cobre, puesto que el cobre disuelto en un medio acuoso es tóxico para organismos acuáticos, a niveles muy bajos de concentración. En cuanto a peligros para la salud humana lo crítico es la presencia, en porcentajes del orden de 0,1%, de otros metales como plomo, arsénico y níquel.
Varias clasificaciones bajo este sistema tendrán impactos en una variedad de frentes comerciales y logísticos: transporte terrestre y marítimo; requerimientos de manejo y almacenamiento; percepción por parte de trabajadores y comunidades, competitividad y acceso a mercados.
En conclusión, ya sea por la vía de esquemas de branding (LME, The Copper Mark y otros aspectos, como la Huella de Carbono) o de regulaciones (la clasificación de peligro) la tendencia es hacia una creciente diferenciación entre productos de la minería en base a criterios de sustentabilidad en su sentido más amplio. Este escenario es un desafío estratégico para la industria, que debería enfrentar con know how especializado, innovación tecnológica, gestión de procesos y nuevas formas de relación con proveedores y clientes. (Corporación Alta Ley)