- Por Erick Bellido Periodista y analista de MindRun
Mientras que la Unión Europea, Unesco, ONU, Interpol, OMS, y los lideres de las empresas tecnológicas mundiales ya trazaron sus lineamientos rectores sobre la regulación de la Inteligencia Artificial (IA), otras superpotencias, blindan sus políticas tecnológicas como es el caso de Estados Unidos, China, Rusia y Reino Unido. Nadie da puntadas sin hilo, y convocan a expertos para aportar visiones de cara al mapeo en que se mueve la industria por su alto impacto y alcance en la gobernanza, economía, geopolítica, geoestrategia, desarrollo empresarial, defensa, educación y sociedad.
En la era de la producción de chips nanométricos -electrónicos y cuánticos-, el auge de los ecosistemas con semiconductores, la fuerte demanda por elementos de la tabla periódica, los súper clústeres de fabricación avanzada en I+D, la supremacía de la tecnología se hace sentir en la fabricación de software y hardware de última generación, evidenciada en los deslumbrantes avances de robots dotados de sorprendentes códigos algorítmicos con programación de IA. Todo eso y más, activa los semáforos, alertando la necesidad de revisitar las reglas del juego, pues soplan vientos disruptivos, presagiando fuertes inversiones de capitales ante los futuristas escenarios adelantados al presente, y claramente, con riesgos insospechados por ciberamenazas de hacking y una eventual reducción de oportunidades laborales para la humanidad, justamente, porque el mercado busca mayor conocimiento de vanguardia adaptado a la prosperidad de sociedades tecnificadas industrialmente.
Ante esta abrumadora tendencia, entre el 23 al 24 de octubre, Santiago será el anfitrión del “Foro Sobre la Ética de la Inteligencia Artificial en América Latina y el Caribe”, instancia que convocará a las máximas autoridades de las carteras ministeriales de ciencias, telecomunicaciones, tecnología e interior de 46 países, y donde se buscará adoptar en bloque una posición frente a esta nueva revolución tecnológica, oportunidad en que jugará un rol clave el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, junto la subsecretaría de la misma cartera, ya que se aproximan grandes desafíos para los que se debe contar con conocimientos robustos para adoptar las mejores decisiones en materia de políticas públicas.
Cabe hacer presente, que desde el primer semestre de 2023, Chile impulsa en alianza con la UNESCO y el Banco de Desarrollo de América Latina, un proceso abierto y participativo para actualizar la Política Nacional de Inteligencia Artificial, convocando a más de 300 personas del quehacer académico, instituciones públicas y empresas privadas, tras la realización de siete talleres virtuales en los que se discutió entorno a la democracia y el rol Estado frente a la IA, con miras a ajustar la política ideada hace dos años, considerando la velocidad con la que avanza la tecnología y los usos que hoy se está haciendo de ella, especialmente, para buscar objetividad ante los desafíos relacionados con la educación, alfabetización digital, la forma de relacionamiento entre las personas y las tecnologías.
Es indudable que, para lograr el desarrollo de la IA se debe considerar una mirada ética e inclusiva, con perspectiva de derechos, orientando el marco legal hacia el bien común, considerando contextos globales y glocales, por lo que todo esfuerzo conducente a mejorar los pilares normativos, facilitan proyectar un mejor futuro para quienes viven en una nación multicultural como lo es Chile.
En síntesis, es fundamental que los países se reúnan en foros internacionales, y que propendan a proteger las capacidades humanas ante los abrumadores avances de robots dotados de superinteligencia, cobrando valor el refuerzo de las políticas y regulaciones para abordar los retos actuales, en pro de garantizar que las personas y sus intereses estén siempre en el centro del desarrollo sostenible, donde los cambios institucionales y regulatorios son siempre necesarios a partir de un análisis exhaustivo de las oportunidades y brechas que requieren más desarrollo para una implementación responsable, ya que las cadenas de valor, hoy se rigen más que nunca, por las ‘leyes tecnológicas’ por sus implicancias en la toma de decisiones de quienes operan el management.