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Nunca fue tan evidente el rol que juega el hidrógeno para nuestro crecimiento sustentable
Dar pasos firmes hacia la denominada ‘transición energética’, hoy crítica para la descarbonización del planeta y, por ende, para combatir una pandemia aún mucho más agresiva que el covid-19, el cambio climático nos desafía a sumarnos a esta ruta no solo como país, sino también a asumir un rol de liderazgo mundial. Chile tiene hoy la posibilidad de demostrar que se puede alcanzar un desarrollo productivo, inclusivo y sostenible. Las condiciones privilegiadas de nuestro país, con 51,9% de la matriz energética en energías renovables y con una proyección del Gobierno de 100% para el 2050, que incluso se avizora que será antes, nos posicionan en un sitial de ventaja, para ser líder global en la producción de hidrógeno verde al menor costo en todo el mundo.
El denominado ‘combustible del futuro’ tendrá un rol relevante en la meta de carbono neutralidad. Se prevé que al 2050 será responsable del 26% de la reducción de emisiones a nivel mundial (IRENA), reducción que en un contexto nacional se proyecta del 21%. Así lo han entendido un sinnúmero de países que ya han comenzado esta carrera, impulsados por la reducción de costos en tecnologías. Son 18, los que ya han establecido hojas de ruta (70% del PIB global), a lo que se ha sumado Chile con el lanzamiento de la Estrategia Nacional, en noviembre del año pasado, la cual pretende posicionar al país como líder mundial en exportación de hidrógeno verde. La proyección de este mercado es auspiciosa.
Se espera que la nueva industria pueda alcanzar la relevancia que mantiene el sector minero, forestal, o de exportación de alimentos, por nombrar algunos. Se calculan US$ 475 mil millones en oportunidades de inversión en la industria del hidrógeno para los próximos diez años a nivel mundial. También se espera que Chile capture del orden del 5%, es decir, unos US$ 23,5 mil millones, alcanzando un mercado de al menos US$ 10 mil millones anuales en exportaciones. Hoy el costo de producción en Chile del hidrógeno verde es de US$ 5 a US$ 6 por kilogramo de hidrógeno, lo que aún es muy alto, pero en una década más se estima que su costo pueda alcanzar los US$ 2 a US$ 2,3 por kilo. Sin embargo, Chile es más ambicioso y se proyecta que el costo se pueda situar en torno a US$ 1,3 y 1,8 USD/Kg al 2030, de la mano del menor precio que tiene la energía renovable en el país.
Las aplicaciones de este combustible, que se produce a través de la electrólisis de agua y energía renovable son muy diversas. Podrían relacionarse a la creación de fertilizantes locales, uso químico del amonio, producción de metanol o gasolina sintética, entre tantas otras, ofreciendo amplias posibilidades para reducir la huella de carbono en industrias locales como la minería, agricultura y de manera relevante en el transporte. En esta última, es la industria responsable del 24% de las emisiones totales de CO2 en Chile y sus principales desafíos están relacionados con lograr la escalabilidad de este tipo de tecnologías en operaciones con alta demanda energética, como son las embarcaciones, vehículos mineros, camiones, buses, entre otros. Es así como el uso del hidrógeno ofrece ventajas comparativas en aquellas operaciones que consideran viajes de larga distancia y/o para el transporte de carga, principalmente porque su uso proporciona alta autonomía sin la necesidad de agregar mayor cantidad de peso al vehículo.
Chile tiene una oportunidad única de cambiar la manera de generar y consumir energía. Hoy no solo podemos aspirar a la descarbonización de nuestra matriz energética, sino que también podemos contribuir con la descarbonización de otros países que, a través de la exportación de productos verdes, como el hidrógeno y su amplio espectro de aplicaciones, podría ayudar al logro del cumplimiento de las metas de carbono neutralidad de actores internacionales. La transición a la energía net-zero mediante el hidrógeno verde demandará una colaboración sin precedentes entre los sectores público y privado donde la visión de largo plazo y la inversión asociada al empuje de esta industria es un elemento crítico. Fundación Chile en su firme propósito de impulsar el desarrollo sostenible de Chile, así como habilitó la industria en el ámbito solar, quiere ser protagonista en esta nueva industria, apoyando proyectos en toda la cadena de valor, pero principalmente con financiamiento y know-how en las etapas tempranas.
Buscaremos acelerar el despliegue de tecnologías de hidrógeno verde a gran escala, incluidos proyectos del lado de la demanda para lograr el descubrimiento de precios, acelerar la adaptación de la regulación asociada, revelar las economías de escala actuales y proyectadas, aumentando así el desarrollo de este mercado. Queremos contribuir una vez más a ‘pavimentar el camino’, con el fin de demostrar que las iniciativas no solo son viables, sino que serán críticas para lograr los objetivos que se ha planteado el país y las distintas industrias en la carrera de descarbonizar el planeta. Creemos firmemente que la sustentabilidad es un driver que fomenta la innovación y el emprendimiento, y que nuevamente esta es una oportunidad para que nuestro país se posicione como un polo estratégico para los desafíos de futuro. Desafíos de crecimiento sustentable y de mejor calidad de vida para su sociedad.