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Norte digital: ¿Dónde están nuestros liderazgos?
Impulsar la innovación a través de la cultura de la digitalización es clave y debería ser prioritario para sostener una inversión en ciencia, tecnología e innovación (CTI) a la altura de países desarrollados. Estamos de acuerdo, ¿no? Pero, al parecer, falta algo clave en ello: definir la visión concreta que movilice una transformación según lo que necesitamos. Más aún cuando -luego de cumplir un año y medio en una pandemia- muchas pequeñas, medianas y grandes empresas han acelerado este proceso de manera sorpresiva, obligada, e intuitiva.
El último “Índice de Transformación Digital 2020”, elaborado por Corfo, la Cámara de Comercio de Santiago y la consultora PMG Business Improvement, reveló una aceleración de la transformación digital como efecto del COVID-19, posicionando a un gran número de empresas de nuestro país en el segmento de “Expertos”. Sin embargo, lo anterior también reveló un aumento en la brecha digital entre empresas básicas y expertas.
En complemento a lo anterior, el último reporte realizado por el Foro Económico Mundial en 2020 posicionó a nuestro país en el puesto N°50 (de 134) en cuanto al aprovechamiento de las nuevas tecnologías. En la categoría individual de personas, Chile se quedó con el lugar 38°, dejando al descubierto que los individuos, empresas y el gobierno, disponen de varias nuevas tecnologías, sin embargo, fallan en la implementación de ellas con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas.
Desde Indimin, startup chilena dedicada hace cinco años a conectar inteligencia artificial y personas para una minería sostenible, siempre hemos definido la tecnología como un habilitador en todo sentido. Pero, como dice el refrán: “de nada sirve que corras, si no sabes dónde vas”. En términos de innovación “de nada sirve acelerar la digitalización, si no se hace de la mano con un cambio cultural con una visión clara”.
Un cambio que sea capaz de movilizar a las organizaciones hacia un proceso de transformación digital que sepa leer el contexto en el que nos encontramos. Para ello es clave potenciar liderazgos con puntos de vista sólidos en CTI, que logren eficiencia operacional y aprendizajes que impacten positivamente en la organización, los equipos y las personas como el motor del cambio.