Por
Alvaro Merino Lacoste
Gerente de Estudios Sociedad Nacional de Minería
Research Manager National Mining Society
La Sociedad Nacional de Minería presentó en junio de 2017 el documento ”Fundamentos y Desafíos para el Desarrollo Minero”, en el que se realiza un detallado análisis de la industria minera en Chile y se proponen un conjunto de medidas para su futuro desarrollo. Entre los diversos temas que aborda la citada publicación, destaca el Litio, mineral que ha acaparado la atención de columnistas y opinión pública por la creciente demanda actual y futura que se proyecta, especialmente en el uso de los vehículos eléctricos.
Actualmente, la producción mundial de litio, medido como carbonato de litio equivalente, es del orden de 200.000 toneladas, de las cuales Chile produce un 36%. El país tiene gran potencialidad en la producción de este mineral pues posee las mayores reservas del mundo que, de acuerdo al Servicio Geológico de los Estados Unidos, es actualmente un 54%. Además, las reservas mundiales permiten satisfacer la demanda actual por más de 400 años, es decir, es un recurso abundante.
En el Salar de Atacama están las mayores y mejores reservas de este mineral. Las salmueras de este Salar poseen altas concentraciones de litio, lo que es una relevante ventaja competitiva respecto de otras regiones del mundo, a lo que se agrega bajos costos de procesamiento debido a su muy buena distribución de iones. Asimismo, tiene excelentes índices de evaporación y permite operar todo el año debido a sus excepcionales condiciones climáticas, lo que junto a la cercanía a los puertos lo sitúan como la más relevante fuente para obtener litio a nivel mundial.
Estas importantes condiciones del Salar de Atacama permitieron que Chile se constituyera en el principal productor de litio del orbe, lamentablemente, ha ido perdiendo importancia en la producción de este mineral a nivel mundial y hoy ocupa el segundo lugar después de Australia.
Un reciente informe de Macquarie, señala que debido al incremento de la demanda por litio debido a la mayor producción de baterías se generará un déficit en el mercado, que se extendería hasta comienzos de la próxima década, el que lo más probable sea absorbido por el espomudeno de Australia y no por las salmueras del desierto de Atacama en Chile.
Un país que tiene recursos mineros en gran cantidad como es el nuestro, debe explotarlos, pues ello contribuye al crecimiento económico presente y futuro.
Debemos recordar que el litio, de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico, no es una sustancia susceptible de concesión, debido a que se consideró un elemento estratégico.
Sin embargo, una característica de los bienes estratégicos es su escasez, situación que en el caso del litio no se da, por cuanto es un mineral que existe en abundancia en el mundo y está ampliamente distribuido a través del planeta.
Conforme lo establece el artículo 7°, del Código de Minería, “todas las sustancias minerales son susceptibles de concesión con excepción de los hidrocarburos líquidos y gaseosos, el litio, los yacimientos de cualquier especie existente en aguas marítimas sometidas a la jurisdicción nacional y los situados en todo o en parte en zonas de importancia para la seguridad nacional, salvo que dichas concesiones estén válidamente constituidas con anterioridad a la entrada en vigencia de dicha legislación”.
En consecuencia, se debería adecuar la legislación para que el sector privado pueda acceder libremente a estos recursos, porque no hay nada más estratégico para nuestro país que incrementar su riqueza y aumentar su actividad económica, para disminuir la pobreza y acercarnos al umbral del desarrollo, pues ello va en directo beneficio de todos los habitantes de nuestra nación.
De no haber cambios legales que promuevan el aprovechamiento de este recurso y se flexibilice su exploración y explotación, es muy probable que la nueva capacidad futura de producción se instale en otros países como Australia, Estados Unidos, Canadá, China o Argentina, países que no imponen limitaciones para que privados exploten litio.
Adicionalmente, de no actuar oportunamente Chile continuará perdiendo importancia en este mercado donde el año 2000 generaba el 65% de la totalidad del litio a nivel mundial y se estima que en el año 2020 llegará al 35%, proyectándose que de continuar esta tendencia al año 2025 alcanzaría solo al 23%. Sin embargo, si en el año 2025 no se renueva la cuota de explotación a SQM la participación de Chile en la producción mundial de litio podría caer a 13%.
Por todo lo expuesto, no se encuentran razones conceptuales ni argumentos sólidos, que justifiquen que el litio tenga un régimen jurídico distinto respecto de las otras sustancias concesibles.
Por otra parte, algunas personas plantean que el litio podría reemplazar al cobre en el futuro como principal producto de exportación de Chile.
A este respecto se debe tener presente que el litio y el cobre son dos mercados de diferente tamaño. La producción mundial de litio, medido como carbonato de litio equivalente,tal como expresamos al comienzo de esta nota, es del orden de 200.000 toneladas, de las cuales Chile produce un 36%, estimándose un mercado del orden de US$2.000 millones, en tanto que la producción mundial de cobre es de 23 millones de toneladas, estimándose un mercado de US$140.000 millones, es decir, 70 veces el tamaño del mercado del litio.
En el caso de Chile, en el periodo enero-septiembre de 2017 los envíos al exterior por concepto de litio alcanzaron a US$ 500 millones y en el caso del cobre llegaron a US$23.000 millones, esto es, 46 veces el producto no metálico.
Al proyectar a diez años el mercado del cobre como del litio se observa que el mineral no metálico alcanzaría una producción de carbonato de litio equivalente del orden de 800.000 toneladas, con un valor de mercado de US$8.000 millones, mientras que la producción mundial de cobre llegaría a 30.000.000 de toneladas con valor de mercado cercano a los US$185.000 millones. Es decir, estos son mercados de dimensiones muy diferentes.
Chile requiere atraer inversionistas para recuperar el sitial como el principal productor de este mineral en el mundo.
Al liberalizar el acceso a estos recursos, podremos aprovechar de manera competitiva todas las oportunidades que la creciente demanda mundial por litio nos da, potenciando otra palanca de desarrollo en beneficio de todos los habitantes de nuestro país.