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La digitalización y los desafíos para los profesionales de la minería

Por
Carlos Ayube

Consultor Senior de Minería en DNA Human Capital

El periodo entre el 2010 y 2013 será recordado como uno de los mejores ciclos de la industria minera. Ciclo que culminó estrepitosamente el 2014 con la caída en el precio del cobre, la paralización de grandes proyectos y, con ello, altos niveles de desempleo y bajas relevantes en los sueldos ofrecidos.

Este año, hemos visto una esperanzadora reactivación, empujada principalmente por la gran minería que se encuentra en fase de reingeniería de los proyectos que estaban paralizados. Esta reingeniería está enfocada, más que nada en reajustar costos.

Durante los años de crisis, las compañías lograron funcionar con presupuestos muy acotados, a diferencia de lo que ocurría en los años de auge, en los que se invertía, contrataba y gastaba sin mayores consideraciones.

Es así, como se llegó a sobredimensionar la necesidad de contratar profesionales, dejando a un 45% de toda la fuerza laboral en la incertidumbre, cuando llegó la crisis. Esta situación se mantiene similar hasta la fecha, con reducciones que oscilan entre 25% a 30% en los salarios ofrecidos. Hoy, es una lección aprendida y la definición de presupuestos es crítica, poniendo especial énfasis en la proyección a largo plazo y teniendo en consideración la real necesidad de contratación y la consiguiente adecuación en los sueldos.

Se estima que, para el segundo semestre de 2019 haya un despegue de la minería por la reactivación de proyectos paralizados, pero con una mirada más cauta para no cometer los mismos errores del pasado. Mientras que, el 2020 se proyecta como el mejor año a nivel minero de este ciclo.

Este escenario enfrenta a los profesionales del sector a diversos desafíos. El perfil requerido por las compañías ya no es el mismo de hace un tiempo atrás. El manejo costos para eficientizar la operación llevó a la automatización de varios procesos dentro de las compañías, lo que implicó la desaparición de algunos cargos y la redefinición de muchos otros.

Hoy, las compañías apuestan por profesionales abiertos a aprender estas nuevas tecnologías y adaptables para asumir los nuevos escenarios del trabajo. Esto, indudablemente ha llevado el foco a profesionales más jóvenes, quienes poseen mayor afinidad con los procesos y herramientas de la automatización. Esto contrasta con lo que históricamente ha sido el mercado minero, que prioriza la experiencia en el campo laboral, con perfiles mucho más seniors. El paradigma es que, dichos perfiles generalmente son reticentes al cambio y con poco conocimiento TI. Por su parte, el nuevo perfil llega muy preparado en temas tecnológicos y adaptables a lo que transformación digital se refiere, pero con poca experiencia de lo que es estar inmerso en una faena y lo que esto significa en su día a día.

En este minuto de transformación, la clave está en saber conjugar y gestionar el mix de profesionales y habilidades para el éxito de la operación.  Lo esencial es el equilibrio entre mano de obra calificada con varios años de experiencia aplicada en las faenas mineras y los jóvenes que tengan la apertura y know how de cómo las nuevas tecnologías se aplican en el día a día de la operación y, en este sentido, el mayor desafío lo tienen los cargos de liderazgo y de RRHH, quienes deben lograr motivar y cohesionar a un equipo diverso tanto en habilidades como en términos generacionales.

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