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Indemnización por años de servicio

  • Por Gabriela Offredi, abogada especialista en derecho laboral individual y colectivo.  Estudio Arteaga Gorziglia.

Gabriela Offredi, abogada especialista en derecho laboral individual y colectivo.  Estudio Arteaga Gorziglia.

La discusión en torno a la indemnización por años de servicio en Chile ha cobrado relevancia en el último tiempo, y es imperativo considerar una propuesta de modernización. Si bien ha sido una forma de protección para los trabajadores, su estructura no refleja las dinámicas laborales actuales.

El modelo tradicional de permanencia en una misma empresa está cambiando. Hoy, la movilidad laboral y la diversidad de empleos son cada vez más comunes y por lo mismo la indemnización por años de servicio, concebida en un contexto donde la permanencia prolongada era la norma, hoy presenta desafíos tanto para trabajadores como para empleadores.

Modificar este sistema no significa despojar a los trabajadores de sus derechos, sino adaptarlos a una realidad laboral en evolución. Podría considerarse un enfoque más flexible, donde se reconozca el tiempo de servicio, pero se ajuste la manera en que se calcula la indemnización y exista un seguro de desempleo más robusto.

Lo anterior en el entendido de que el actual sistema de indemnización por años de servicio desincentiva la movilidad laboral. Además, dicha rigidez puede dificultar la contratación de trabajadores jóvenes o desincentivar la contratación en momentos de incertidumbre económica para las empresas. Asimismo, la actual estructura de la indemnización por años de servicios puede generar incentivos perversos en aquellos que deciden utilizar la estrategia de ser un “mal trabajador” para ser desvinculados de la empresa con el pago de todas las indemnizaciones.

Es fundamental encontrar un equilibrio entre proteger los derechos de los trabajadores y fomentar un entorno laboral que promueva la innovación, la movilidad y la adaptabilidad, terminando con el falso dilema entre flexibilidad y seguridad como si fueran dos contrapuestos. Es posible y necesario, otorgar mayor flexibilidad a la desvinculación y al mismo tiempo dar la protección adecuada a los trabajadores.

Debemos revisar y ajustar este beneficio para garantizar su relevancia y equidad en un mundo laboral en constante cambio.

 

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