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Hacia talentos mineros más resilientes y preparados
Estamos viviendo una etapa en la humanidad en la que es necesario ser más competitivos y especializados, ya que el mundo nos está presentando desafíos y contextos más complejos. Las respuestas a diversas interrogantes ya no pueden ser lineales, sino más bien creativas, disruptivas e integrales. Hoy una de nuestras metas, para diversas industrias y sectores productivos, es la especialización, elemento crucial para el crecimiento económico no sólo de las empresas, sino también de la realidad de cada individuo.
Hoy la minería en Chile representa el 10% del PIB nacional y más del 50% de las exportaciones de nuestro país provienen de la extracción de recursos mineros. Además, en los últimos años la minería ha experimentado nuevos paradigmas que se vinculan con la productividad de sus procesos, el desarrollo de una mayor innovación productiva, el tratamiento de recursos hídricos, la planificación e implementación de políticas medio ambientales y, en particular, la preservación de la calidad del capital humano. Precisamente, la industria minera requerirá de talentos con nuevas habilidades, por ejemplo, en temas digitales y de transformación tecnológica. Chile está avanzando hacia una minería del futuro con altos estándares, pero se requiere de personal calificado para ello. Por ello, la educación y los procesos formativos en universidades e institutos técnicos hoy es un desafío prioritario.
Las personas en puestos de trabajo vinculados a la operación de equipos móviles, en procesos de mantención mecánica y eléctrica, y también con responsabilidades de supervisión, entre otras responsabilidades, son quienes determinarán el grado de desarrollo de la minería local. Es en este desafío en donde la formación dual se presenta como un acelerador idóneo para enfrentar esta nueva realidad. Esto porque hablamos de un modelo que se sustenta en las competencias, en fases que son bastante identificables y que corresponden al saber (conocimiento), el saber hacer (pericia) y el saber ser, es decir, la actitud con la que enfrento el trabajo diario y el desarrollo de habilidades blandas claves para el trabajo en equipo y el liderazgo de proyectos.
La formación dual sitúa a jóvenes aprendices frente a la interiorización de procesos y, sobre todo, a la identificación de las culturas organizacionales, desde cómo funcionan, se diferencian y se relacionan con sus públicos de interés. De este modo, al momento del egreso de los centros formativos, que han aplicado este modelo, ya cuentan con experiencia laboral real. Se promueve un mejor posicionamiento de hombres y mujeres en su primera etapa laboral como talentos muy atractivos a ser contratados, y con un alto grado de madurez y de preparación.
El concepto de la formación dual ha sido muy exitoso en su país de origen que es Alemania y hoy ya es una práctica o más bien un proceso formativo más conocido en Chile. El Centro de Formación Komatsu (CFK) se sustenta en esta metodología formativa y desde su inauguración en 2015 hemos visto sus resultados en torno a la integración entre el aprendizaje de la teoría, pero desde la práctica y también desde una mayor consciencia sobre las necesidades que hoy enfrentan las empresas mineras. Los jóvenes aprendices que conocen dicho proceso formativo no sólo aprenden un oficio, sino que en forma paralela van madurando su capacidad de adaptación a diversas realidades, comprendiendo de paso los desafíos, brechas y alcances del ámbito minero en el que se podrían desenvolver o hacer carrera.
Hoy es común ver a muchos profesionales jóvenes que aterrizan en su lugar de trabajo sin saber cómo reaccionar frente a determinadas crisis y contingencias. Por ejemplo, la pandemia del Covid-19 nos obligó a reconvertir muchos negocios, dándonos cuenta de que los usuarios y clientes están modificando sus patrones de comportamiento. Ante este tipo de contingencias totalmente inesperadas es clave reaccionar en forma oportuna y, para ello, la formación dual se presenta como una oferta de valor muy atractiva y concreta.
Chile está avanzando hacia la minería 4.0 y son los Centros de Formación Técnica (CFT) e Institutos Profesionales (IP) los espacios para fijar la nueva hoja de ruta de los protagonistas de esta minería más innovadora, moderna y hasta cierto punto impensada. La gestión del talento minero exige nuevos enfoques y la formación dual es uno de ellos. Esto porque las próximas generaciones de profesionales se desarrollarán en un mundo mucho más flexible, disruptivo, creativo, innovador y con mucha resiliencia para poder hacer frente a distintas realidades.