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Gestión de depósitos de relaves, aprendiendo de la experiencia
Por
Angela Oblasser
Subgerente de Sustentabilidad de Fundación Chile
La tragedia de la minera Córrego de Feijão (Brumadinho) en Brasil es la peor catástrofe de relaves registrada hasta hoy. Sin embargo, que ya no esté en las portadas de los medios, no significa diluir la discusión sobre la importancia de la adecuada gestión de los depósitos de relaves, ni dejar de responder las interrogantes respecto a nuestra relación con este tipo de estructura y sobre qué tan posible es que ocurra en Chile.
El depósito de relaves en Brumadinho estaba inactivo, tal como los 469 existentes en Chile y que no cuentan con una exigencia normativa específica de monitoreo o control. ¿Cómo estamos resguardando la seguridad de nuestros depósitos inactivos?
Además, el depósito de la minera Córrego de Feijão tenía un diseño de construcción aguas arriba. Este tipo de diseño está prohibido en nuestro país desde 2007, normativa que ha mostrado ser efectiva, considerando que de las 10 fallas catastróficas que se han registrado en Chile desde la década de los 60, solo uno ocurrió posterior a esta fecha y asociado a un estado de abandono del depósito. Sin embargo, aún existen 214 depósitos que están construidos aguas arriba. ¿Estamos considerando monitoreos y controles más rigurosos para los activos, o evaluando desmantelar los abandonados, dado su evidente riesgo elevado?
Expertos internacionales recomiendan avanzar hacia métodos de construcción y operación que reduzcan el contenido de agua en los relaves (espesados, filtrados o en pasta), factor relevante para asegurar su estabilidad. En Chile, sólo el 16% del total de los depósitos corresponden a este tipo y no hay una tendencia a implementarlos en los nuevos proyectos aprobados. ¿Debemos plantearnos la duda sobre la necesidad de promover o exigir estos métodos de construcción?
En Brumadinho, aparentemente influyeron las lluvias intensas previas al desastre. De las 7 fallas en los últimos 11 años en Brasil, al menos 4 fueron gatilladas por lluvia intensa. En Chile los efectos del cambio climático se traducen en un aumento de eventos de precipitaciones de corta duración, pero gran intensidad y aunque los diseños de los depósitos consideran los máximos eventos de precipitación probables, estos cambian en el tiempo, ¿estamos actualizando nuestros diseños? Esto también aplica a la discusión sobre el máximo sismo probable, ya que 9 de las 10 fallas en Chile han sido gatilladas por sismos.
La minera Córrego de Feijão contaba con un plan de emergencia conocido, pero que no funcionó. En Chile, si bien existe la exigencia de contar con planes de emergencias específicas para los depósitos de relaves, estos en su mayoría no han sido compartidos con los actores relevantes ni menos existe una preparación ante una emergencia. Es urgente avanzar en conjunto y generar planes que involucren simulacros con sistemas de alertas probados y eficaces.
Los desastres anteriores de Samarco y Mount Polley relevaron el tema de los relaves a nivel internacional y también en Chile, lo que permitió que surgieran iniciativas público-privadas como, por ejemplo, el Programa Tranque, que busca contribuir a la operación segura y confiable de los depósitos de relaves a través de herramientas que permitan monitorear aspectos clave relacionados con la estabilidad física del depósito y su potencial impacto en las aguas naturales. Esta es una iniciativa público – privada, diseñada e implementada por Fundación Chile junto a sus socios del Ministerio de Minería,Sernageomin, ONEMI, SMA, DGA, Corporación Alta Ley, Corfo, AMSA/MLP, CODELCO, BHP y ENAMI y sus coejecutores INRIA Chile, AMTC y Valor Compartido.
En septiembre de 2018, el Ministerio de Minería dio a conocer los lineamientos de la nueva Política Nacional de Relaves, que busca implementar una gestión sustentable de los depósitos, incluyendo entre otras cosas instrumentos de monitoreo y control permanente y con información abierta. Si bien esto es un avance significativo, la experiencia de Brumadinho debe generar el sentido de urgencia necesaria para asegurar medidas en el corto plazo, lo que se debería traducir en la consolidación del Observatorio Nacional de Relaves y en la actualización de la regulación nacional. El riesgo cero no existe y es mejor transparentar y prepararse.
La transparencia, principio fundamental del Observatorio Nacional de Relaves, es un aliado estratégico y un factor crítico que promueve una nueva relación con los actores locales, con las autoridades y el sector minero.