- Por Fernando Lucchini, Presidente Ejecutivo de la Corporación Alta Ley.
Un fenómeno cultural altamente relevante para la innovación es el conocido “riesgo reputacional de innovar”. Ya es transversalmente conocido que, parte de innovar, es fallar, no obstante, su aceptación real no es tal. La innovación, en comparación con la operación “que funciona y no se toca”, es una aventura de alto riesgo, y como tal, los obstáculos y los fallos están a la vuelta de la esquina. Esta es una comprensión desarrollada en distintos grados en las diversas economías, y los resultados de la tolerancia al fracaso en el proceso de innovar están a la vista en los países que realmente invierten en ello, a pesar del riesgo (EE.UU., Singapur, Corea del Sur, etc.).
Sin embargo, si vamos aún un poco más profundo – y en grado de avance cultural aún un paso más atrás – un fenómeno altamente subvalorado es el que podríamos llamar “riesgo social inherente de innovar”. Pero ¿qué hace a éste distinto del anterior? En este caso, como subconjunto del ampliamente documentado fenómeno del “social safety”, referido al riesgo que se corre simplemente por intentar hacer cosas nuevas. Pues, hacer nada no solo no conlleva esfuerzo, si no que tampoco riesgos (al menos en el corto plazo en el que no hay disrupciones tecnológicas); no existen críticas ni merma en capital social, pues no tocas nada, no mueves nada, no cuestionas nada… en síntesis, no molestas a nadie.
En contraste, al innovar y efectivamente hacer cosas, es todo lo contrario: cuestionas, evidencias situaciones (sin afán de evidenciar y enfocarse en los problemas y carencias sino sólo de solucionarlos), rediseñas, tocas puertas, mueves el tan cómodo status quo y, por ende, “molestas” y gastas tu capital social. Asimismo, te cuestionan – y como bien corresponde – te vigilan y evalúan el impacto alcanzado.
Por lo mismo, ¿cuál es el impacto de Alta Ley (y de las iniciativas que articulamos)? Es por esto, que me gustaría referirme a ello al final de este exitoso 2024, sin más ni más, simplemente destacando sólo los principales logros del año y su impacto.
- Minería Digital: Creación (Dic-2023) y comienzo de operaciones (Jul-2024) de la Corporación de Ciberseguridad Minera CCMIN.
¿Impacto?: Al igual que un arquero, los equipos de ciberseguridad son exitosos por los “goles” que no les hacen. No obstante, los costos de los ciberataques a grandes actores de la industria han rondado impactos – negativos, por cierto – del orden de USD 100 millones. Así, cada ataque evitado por la CCMIN (lo que ciertamente podremos determinar cuando así suceda) tendría un impacto potencial de ese orden de magnitud, aún sin siquiera contar las vidas protegidas por activos físicos potencialmente capturados. Desde este año, jugamos el partido con un arquero para el sector.
2. Regulación Habilitante: Inclusión de relaves y escorias mineras en modificación de la norma NCh.163 de “Áridos para Hormigón y Mortero” del Instituto Nacional de Normalización (INN).
¿Impacto?: Calificado por un alto ejecutivo minero como “lo más innovador que ha sucedido a nivel nacional” y “el logro más grande en los últimos 10 años [en innovación y sustentabilidad minera]”, por su impacto en la reducción de la extracción de áridos naturales, la disminución consecuente del impacto ambiental, la valorización de residuos mineros, la promoción de su reutilización, y el fomento a la economía circular en sectores claves como la minería, la manufactura siderúrgica y la construcción, su impacto – puramente – económico es estimado conservadoramente con y para una fundición nacional ente los USD 100-300 millones. En Chile tenemos 5 fundiciones activas.
3. Insumos, Emisiones y Descarbonización:
- Desarrollo y lanzamiento de la plataforma digital de HuellaChile, para el Ministerio de Medio Ambiente, para certificación de huella de CO2 de productos para la minería.
- Desarrollo y lanzamiento de la “Guía de estandarización internacional para la medición de las emisiones de Alcance 3 de la industria minera del cobre”.
¿Impacto?: ¿Qué valor podemos dar a adelantar la descarbonización? Sin duda existen diversas metodologías y ya estamos trabajando en ellas para asignarle un valor económico fácil de transmitir y tangibilizar. Sin embargo, las metodologías que evalúan el impacto económico de iniciativas de descarbonización simplemente asignan un valor monetario a cada tonelada de CO2 emitida – o abatida – y las emisiones de Alcance 3 del sector minero nacional se estiman en el orden de 16 millones [ton CO2eq] con potencial de mitigación. Por otro lado, el contar con una guía de estandarización para la medición (validada globalmente y liderada desde Chile) genera ahorros económicos como los que evidencian los costos para el sector de actuar individualmente en materias comparables, como el registro de empresas en bases de datos de proveedores, o en las certificaciones médicas y licencias técnicas para operar y sus acreditaciones.
4. Desarrollo e Internacionalización de Proveedores: Desarrollo y lanzamiento del “Observatorio Nacional de Proveedores y la Minería”.
¿Impacto?: Como en parte evidencian la descripción de los logros y su impacto anteriores, en nuestro ecosistema existen faltas de capacidades institucionales para medir y monitorear ciertos objetivos públicos y privados impuestos por la industria; lo que, en conjunto con las dificultades inherentes la medición de los impactos indirectos y/o no-económicos, hacen de la medición del impacto parte del riesgo per se. Este Observatorio nace para trabajar y cubrir esa carencia, con el consecuente impacto debido a un diseño futuro más eficaz y eficiente de políticas públicas y privadas para el mejoramiento del sector. Asimismo, este Observatorio permitirá mayor visibilidad a pequeños y nuevos actores que quieran acercarse a la minería, aumentando la oferta de productos, servicios y soluciones para la industria.
Sin la intención de enumerar una lista amplia y acabada de los muchos otros logros e iniciativas entregadas este año (con un 100% de proyectos entregados completos y “on budget”, entre ellos la creación del Instituto Chileno de Tecnologías Limpias ITL, la más grande inversión pública en I+D del país), celebramos un 2024 con un impacto económico, social y ambiental claro y tangible. Y, sin duda, seguiremos trabajando en la medición de este impacto para facilitar su comunicación y así seguir disminuyendo el riesgo de innovar en nuestra economía.