El mundo ha enfrentado un cambio de dirección muy brusco, a partir de la llegada en marzo del año pasado de la pandemia del Covid-19. El nuevo escenario ha demandado que tanto las instituciones públicas como privadas cambien sus prioridades y organicen sus agendas para hacer frente a un fenómeno totalmente desconocido y que ha tenido impactos multidimensionales en toda la población.
La crisis ha abierto nuevos espacios de colaboración ente los diferentes actores. En ese sentido, sólo me cabe resaltar el esfuerzo de las empresas por adecuar sus procesos e incorporar nuevas tecnologías que permitan el trabajo a distancia -cuando se puede- y tratar de mantener los empleos, especialmente en una industria de mano obra altamente calificada, como lo son los servicios de consultoría en ingeniería.
Por su parte, los gremios también han debido adecuarse y cumplir un rol relevante en detectar las necesidades y apoyar a sus asociados en este proceso de generación de nuevas prácticas. Es por ello por lo que, en octubre del año pasado, iniciamos un trabajo tendiente a actualizar el Plan Estratégico de la AIC. Hemos realizado distintas actividades que van desde encuestas, encuentros internos, trabajo en equipo por temas, identificación de los ejes transversales que en forma progresiva nos han permitido reconocer dónde estamos y para dónde queremos ir, ratificando los valores que encarna nuestra AG.
Este trabajo también nos ha facultado para distinguir las necesidades de nuestros socios y revisar el rol que queremos tener como AG. Hemos concluido que debemos profundizar y mejorar nuestro posicionamiento, colaborar en el diseño de políticas públicas, mejorar e identificar la manera de vincularnos con los madantes públicos y privados, así como seguir ejerciendo el protagonismo en la industria de la ingeniería de consulta y ser líderes al momento de convocar a actividades que contribuyan al mejoramiento de la Calidad de la Ingeniería.
El desarrollo del plan estratégico para la AIC ha sido el fruto de un trabajo en equipo durante los últimos 6 meses en tiempos de pandemia, lo que nos ha permitido conocernos en un ámbito distinto, compartir preocupaciones, visiones y esperanzas.
Hemos constatado que la AIC es mucho más que un grupo de empresas que buscan reivindicar su trabajo, o consensuar una agenda común. Somos una AG que ha trascendido a sus fundadores que hoy, al igual que entonces, sus miembros están dispuestos con mucha generosidad a aportar con su experiencia, con sus trayectorias y sus visiones a definir el camino a recorrer. Somos consultores pequeños, medianos y grandes, todos importantes, que trabajamos para distintos sectores productivos y de servicios, cada uno con sus propias exigencias, pero a la hora de pensar en el futuro de la AIC se dibuja un sentido mayor, donde se expresan los anhelos que tenemos respecto de nuestros trabajos, nuestras empresas y para nuestro país, con la convicción de que la contingencia nos permitirá crecer para ser cada día mejores.
Los invito a seguir llevando a la práctica lo que nos ha identificado históricamente y que aparece en cada punto de nuestro plan de desarrollo estratégico, la promoción de la excelencia, estimulando a nuestros asociados a contribuir al desarrollo sustentable con compromiso e integridad.
Por último, debemos resaltar que lo que nos importa sobre todo es la calidad de nuestro trabajo y para asegurarnos de ello, los necesitamos a todos. Es sólo a través de la interacción activa entre nosotros que sabremos cumplir con nuestra misión, que es agregarles valor a los proyectos de ingeniería en todas sus etapas.
