- Por Silvia Riquelme Aravena, periodista, Directora www.guiaminera.cl
Desperté con una amplia sonrisa en mi rostro. El sol inundaba mi habitación y las flores en el jardín llenaron de alegría el inicio de este día después del plebiscito de salida de la propuesta constitucional. Pienso que este sentimiento debe ser compartido por casi 8 millones de chilenos, de norte a sur del país, quienes rechazamos la visión de un grupo de personas que hizo prevalecer su pensamiento con odiosidad y revanchismo, dando a luz un documento que destruía lo más sagrado: la unidad de los chilenos y sus valores patrios con más de 200 años de orgullosa existencia.
Este día después marca el renacer de la esperanza por un Chile mejor. La mayoría no quiere divisiones territoriales ni refundaciones. Los chilenos de corazón queremos reformas con la participación amplia de todas las ideas y no imposiciones de ideas y culturas foráneas. Amamos nuestra tierra, nuestras instituciones y nuestra democracia, que nos han dado estabilidad, credibilidad internacional y desarrollo económico y social.
La minería, columna en la que se sustenta gran parte de la economía de este país, necesita de ese ambiente para seguir creando trabajo y potenciando la inversión. En el último año hemos visto desplomarse muchos indicadores económicos y de desarrollo social, al margen de las adversidades que nos trajo la pandemia de Covid. Los índices de Riesgo-País han caído y quienes estamos atentos a esos cambios, nos sentimos dolidos. Porque, duele retroceder cuando ha costado tanto para llegar a la cima, cuando has visto los ojos del mundo admirando el desempeño de los gobiernos democráticos después del pronunciamiento militar, para proyectar su imagen como un faro en América Latina. Minería, Energía, Salmonicultura, Pesca, Celulosa, Vinos, Fruticultura, Industria en general y, especialmente, Talento, han mostrado al mundo la verdadera cara de nuestro querido Chile.
No podemos seguir marcha atrás. Es el momento de llenar nuestros pulmones de aire nuevo, armarnos de energía, volver a unirnos y reiniciar el camino del crecimiento. Así como tantas veces nos hemos levantado después de terremotos, maremotos, inundaciones y otros desastres naturales. Necesitamos optimismo. Necesitamos ganas, para reiniciar la marcha hacia la cumbre, con la bandera tricolor en alto. Unidos en un horizonte común.
Tenemos un Congreso, hay constitucionalistas de renombre, académicos, técnicos en distintas materias y representantes de gremios, que pueden aportar su experiencia y conocimientos para reformar con celeridad aquello que sea necesario, para satisfacer las demandas sociales de aquellos que más lo necesitan, poniendo énfasis en temas pendientes como pensiones, educación y salud. Mientras tanto, cada sector a lo suyo. Cada chileno a continuar aportando con su trabajo para que el país no se estanque y los vaivenes externos -China, Estados Unidos, conflicto Rusia-Ucrania- no tengan tanto impacto en nuestra economía.
Nuestra minería seguirá lidiando con los problemas que le son propios, como el aumento de costos, menores leyes y el proyecto de Royalty que está en el Congreso y pone en peligro la competitividad sectorial frente a nuestros principales competidores. Es de esperar que la cordura que se vivió ayer en el plebiscito se traslade también al hemiciclo de los honorables.