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Nuevos paradigmas para la minería

Por
Víctor Pérez

Director Ejecutivo de la Asociación para el Desarrollo del Instituto de Tecnologías Limpias, ASDIT.

  • Hoy en día, más del 70% de la huella de carbono lo generamos en el uso de los automóviles cuando manejamos día a día. Sin embargo, con la electromovilidad este escenario cambia radicalmente y el eje de gravedad se orienta hacia la huella que genera la producción de los componentes que forman parte del automóvil, donde el cobre juega un rol fundamental, ya que se espera que su demanda en cada auto eléctrico se multiplique por cuatro.

De esta manera el foco pasa a estar en la forma en que producimos nuestro principal producto de exportación. No basta con que el cobre como material sea fundamental para la transición energética, sino que su producción debe ser a través de métodos sostenibles.

Eso es clave para saber dónde focalizar el esfuerzo desde el punto de vista chileno. Hoy día, la huella de emisiones de gases invernadero en la minería representa cerca de un 20% del total de las emisiones del país. Por lo tanto, abordar este tema es fundamental en el marco del compromiso de Chile de ser carbono neutral al 2050 y de asegurar el acceso a los mercados de nuestra producción minera.

Y, en este sentido, la transición energética figura como un elemento clave. Chile tiene la ventaja de tener la mejor radiación solar en el mundo y el mayor polo minero a nivel mundial, ambos en el mismo lugar. Un escenario único que le entrega todas las condiciones para apostar no sólo por la generación de energías renovables, sino por un combustible completamente renovable como lo es el hidrógeno verde.

Chile hoy día tiene una gran oportunidad. El Ministro de Energía la dio a conocer a comienzos del mes de noviembre. Se trata de una hoja de ruta que tiene como desafío crear una nueva industria del hidrógeno verde, que permita no sólo ser productores y consumidores, sino que crear una industria exportadora de hidrógeno verde. Industria que se espera que, al 2050 represente más del 10% del PIB nacional.

El desafío para nuestro país está en desarrollar esta nueva industria. Y para la minería, fijar un compromiso concreto que permita lograr reemplazar completamente al diésel de sus faenas. Hoy la producción de cobre emite más de 7 millones de toneladas de CO2 asociadas al consumo de este combustible fósil. Contamos con más de 1.500 camiones CAEX que consumen más de 3.600 litros de diésel al día, lo que significa cerca de 5,4 millones de toneladas de consumo diario en el país. Eso equivale a más de 600 mil toneladas de hidrógeno verde, que podrían producirse a partir de agua y que representaría menos del 1,1% del consumo de agua que la minería demanda cada año. Por lo tanto, el reto está en la capacidad de la minería para ir adoptando gradualmente el hidrógeno e ir consolidando su compromiso por una minería verde.

¿Y cuál es el camino? Comenzar por pequeños grandes pasos que son habilitadores para poder ser grandes consumidores de hidrógeno verde, partiendo por el mundo de la movilidad, las camionetas, equipos de respaldo energético, estaciones de carga, explosivos en base a amoniaco verde, entre otros desarrollos.

En este trayecto es clave tener la capacidad de pilotear y escalar en el tiempo el hidrógeno verde y también, contar con un clúster, que se preocupe de entregar las soluciones tecnológicas a las grandes necesidades que tiene la minería para ir abordando los desafíos del mercado y que van desde la generación de las bases normativas y estándares para su uso en las faenas mineras, hasta la reconversión total de los camiones mineros del país.

Chile tiene la oportunidad única de unirse transversalmente y posicionarse como líder mundial en esta materia si logra articular colectivamente a la sociedad en torno a la agenda del hidrógeno y minería verde. Generar una visión de futuro compartida que coordine, impulse y catalice los sueños y esfuerzos de todos: mineros, no mineros, públicos, privados, academia e industria, centros tecnológicos y corporaciones, comunidades y emprendimiento.

Hoy nos encontramos ad-portas de que se adjudique un instrumento fundamental para concretar este desafío y que es el Instituto de Tecnologías Limpias (ITL), que estará ubicado en Antofagasta. El ITL es un mecanismo concreto que permitirá pasar a la acción y darle forma a esta tremenda oportunidad que tenemos como país. Se trata de la política de innovación más importante, inclusiva y sistémica del Estado de Chile y que permitirá retribuir y aprovechar la abundancia de recursos naturales de esa región.

Es ahora cuando podemos romper los paradigmas y evolucionar hacia una minería sostenible, una minería que pueda mirar y gestionar el negocio de una manera integrada, una minería trazable, preocupada del medio ambiente y de las comunidades, que se hace cargo de las tendencias del mercado, una minería de cara al futuro y que se asume de manera real y responsable sus paradigmas del presente. (Alta Ley. Noviembre 2020)

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