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MÁS ALLÁ DE LAS NECESARIAS REGLAS DEL JUEGO

Por
Mauro Valdés

Presidente Ejecutivo Corporación Alta Ley

Cuando iniciamos el Programa Nacional de Minería Alta Ley en 2015, teníamos un propósito claro: acelerar la transformación de Chile de un país productor de minerales a uno que exportara minería. Para ello, había que articular actores del mundo público y privado, traspasar barreras políticas e ideológicas y levantar una visión compartida de lo que el país necesitaba para mantener la competitividad de este sector productivo, a la vez que convertirlo en palanca de desarrollo para nuestro país.

El hito inicial fue la publicación de la primera versión del Roadmap Tecnológico de la Minería en 2016, en el cual se plasmó una Hoja de Ruta clara y consensuada para enfrentar los desafíos más importantes de la minería del cobre, de manera de mantener nuestra posición líder a nivel global, y desarrollar tecnología, emprendimiento, innovación y colaboración que nos hagan más competitivos no sólo en minería, sino en todas las cosas que aprendemos y solucionamos, y los productos que generamos en este camino.

Hoy, mientras observamos cómo las nuevas generaciones demandan con fuerza acciones inmediatas para reducir el impacto ambiental de todas las actividades económicas, ya nadie duda que éste camino es el correcto, y que hay que acelerarlo y profundizarlo. Y eso es justamente lo que buscamos con el Roadmap 2.0, que después de un trabajo de más de dos años estamos prontos a ponerlo a disposición de la industria.

Esta nueva versión es un documento vivo, que debe ir evolucionando a la par de los nuevos desafíos que enfrentamos como sociedad y como sector industrial. Así, mientras el Roadmap original señalaba como desafío principal la energía eléctrica más cara del continente y de todos los países mineros, hoy la generación renovable abre un espacio enorme de innovación, para bajar los costos de este insumo clave para la actividad, y también para poblar de I+D+i la interfase entre minería y energía solar, eólica o geotermia. Es por ello que, el Roadmap 2019, elaborado participativamente con todos los actores del ecosistema, está indicando con fuerza la oportunidad que significa la minería baja en emisiones, y la minería verde en general, si le sumamos otras dimensiones de la sustentabilidad donde Chile ya es un líder mundial reconocido.

Como Alta Ley tenemos la convicción que el futuro de la minería no se juega entre la inversión industrial y el medioambiente, o entre productividad y sustentabilidad. Todas estas dimensiones no son excluyentes ni menos contradictorias. En la minería moderna éstas son caras de la misma moneda, y así lo ha manifestado la industria chilena del cobre en múltiples ocasiones.

La minería chilena en su conjunto, con sus actores públicos y privados, industriales y académicos, empresariales, emprendedores y ciudadanos, ha hecho una apuesta definitiva por conjugar sustentabilidad, conocimiento, tecnología e innovación junto con inversión, crecimiento y productividad, que cristaliza en el Roadmap y en los proyectos que éste ampara y promueve. Y no puede ser de otra manera: en la época del “propósito” como la clave de la formulación de estrategias empresariales, la revolución tecnológica e industrial que estamos viviendo nos pone en una situación sorprendentemente ventajosa para conjugar el progreso minero con un propósito más grande, el de ser palanca para mover a Chile desde la economía de recursos naturales a la economía del conocimiento.

Adicionalmente, en el camino el sector minero volvió a experimentar que la asociatividad y el trabajo colaborativo son elementos claves para conseguir una minería más próspera para los mineros y para el país; que, para poder liderar realmente esta industria desde un país pequeño y tan alejado del mundo, se debe acordar visiones grandes y movilizadoras más allá de las necesarias reglas del juego sanas. Eso es parte del “propósito” de una minería virtuosa, inclusiva y sustentable.

En momentos que Chile clama por un acuerdo país, en el que todos estemos representados y podamos crecer y desarrollarnos, el concepto de trabajo colaborativo y construcción de visiones generosas cobra aún más fuerza y sentido. La minería puede mostrar que ha reflexionado, ha avanzado y debe seguir apostando a ese camino, porque así contribuye a más y mejor minería, y a un Chile mejor. (Newsletter Alta Ley, 29 de noviembre de 2019)

 

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