- Por Claudio Gutiérrez Soto, Seremi de Minería de la Región de O’Higgins
Los recursos o materias primas obtenidos por la minería son y seguirán siendo indispensables, básicamente por el aumento del consumo de bienes que los utilizan, como por la producción de energía.
Asumiendo esta premisa, en especial por la esencial contribución de la Minería al combate del cambio climático, se plantea una serie de desafíos relacionados con el uso sustentable de los recursos minerales en armonía con el medio ambiente y las comunidades en las cuales se desarrolla la industria minera, lo que concuerda plenamente con lo planteado por la presidenta de la Red de Ingenieras de Minas, Paola Huenumán, en una edición anterior de Diario El Rancagüino.
El desafío base está en optimizar el uso eficiente de materias indispensables en sus procesos (por ejemplo, agua) y disminuir el impacto ambiental negativo (a través del uso de energías limpias, por ejemplo) asegurando con ello una producción no contaminante, respetuosa y plenamente vinculada a las comunidades en las que se insertan las faenas mineras. Esto es, precisamente, lo que se conoce como “Minería Verde”.
¿Y qué está haciendo hoy la industria para transitar hacia una minería verde?, ¿qué hará la minería en los próximos 30 años? En materia de consumo energético, el sector minero representa aproximadamente un tercio del consumo energético a nivel nacional, ha celebrado contratos con empresas y generadoras de éstas, lo que significará que en los próximos años se “limpie” notoriamente la matriz energética de la industria. En apenas cuatro años, el uso de energías renovables transitará de un actual 3,60% a un 49.20% en 2023.
Y es aquí donde cobra relevancia la carta de navegación de la minería para los próximos 30 años. En esta materia, la Política Nacional Minera (PNM 2050) ha planteado como metas reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% al 2030, alcanzando la carbono-neutralidad al 2040, diez años antes que el compromiso asumido por Chile en las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP). En el país, la minería es una de las actividades más relevantes en la emisión de gases de efecto invernadero: sus procesos productivos aportan el 7% de las emisiones (alcance directo) y las provocadas por su consumo de energía (alcance indirecto) al utilizar fuentes contaminantes llegan al 14% del total. Se comprende entonces lo desafiante de la meta.
Otro desafío de descontaminación asumido por la PNM dice relación con la flota o camiones de extracción, comprometiéndose que al año 2030 toda la flota que utiliza la gran minería alcance cero emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo con ello a la reducción de emisiones de alcance directo, proyectándose que todos los vehículos cuenten con tecnología que utilice hidrogeno verde o sean electromóviles.
¿Qué sucede con los residuos mineros? Hoy se aplica el término “Minería Secundaria” para referirse a aquella que explota residuos mineros, excluyendo a aquellos materiales distintos a la roca proveniente del yacimiento y su posterior reprocesamiento. Así son considerados residuos —entre otros— relaves, escorias, etc. En Chile existen 16 mil millones de toneladas de relaves distribuidos a lo largo de su territorio y se estima que seguirán creciendo en torno a los 800 millones de toneladas por año. Se calcula que la riqueza mineral acumulada en estos depósitos asciende a 25 mil millones de toneladas.
La PNM ha asumido el desafío de identificar y promover proyectos de minería secundaria, labor que asumirá Corfo, de modo que la explotación de nuevas faenas se inicie en 2030. En nuestra región, Minera Valle Central lleva años desarrollando proyectos de minería secundaria. El desafío es aumentarlos con nuevos actores.
En materia de uso de agua, en 2019 el porcentaje de agua continental utilizada solo en la minería de cobre ascendió al 18% del total de agua empleada. La Política Nacional Minera pretende disminuir este porcentaje y promover fuentes que no compitan con el consumo humano (como aguas tratadas, aguas servidas, agua de mar, etc.) para bajar a un 10% el consumo de agua potable al 2030 y a un 5% al 2050. Lograr estos niveles constituye un desafío urgente para la actividad, considerando el estrés hídrico que vive el país y, particularmente, las regiones donde la minería concentra sus actividades, por esto llamadas regiones mineras.
Es esencial que la opinión pública conozca estas metas para así estar al tanto de los compromisos a futuro que la minería ha asumido con todos los actores que de un modo u otro participan del sector, como el Estado, empresas, proveedores, comunidades, academia y así les exijan y monitoreen.
La Política Nacional Minera, con las 78 metas que la conforman, constituye un aporte fundamental del Ministerio de Minería durante el presente Gobierno y, estando próximo a convertirse en una Política de Estado, es responsabilidad de los propios actores mencionados difundirla, para que la opinión pública pueda exigir el cumplimiento de dichas metas y, en consecuencia, asegurar una minería ambientalmente sustentable para las futuras generaciones. (Publicado en El Rancagüino)